CRONICA PERU



Buenos días desde el borde del Océano Pacífico!

Desde Máncora-Perú, cerca (bueno, esto es Sudamérica, a 130 km!) de la frontera de Ecuador. Estamos en pleno invierno austral pero por acá arriba en estas costas el clima es tropical todo el año.

Hemos echado el ancla por 12 días en Máncora, un descanso en la ruta de 9 meses por el sur del continente. Lo mejor es que conseguimos un hotel familiar con una piscina enorme para nosotras solas, habitación por 8 €! Así es que poco hemos salido del hotel! Las playas son muy batidas, sopla fuerte viento, paraíso de surfers y kite-surfers (los que van con cometas).
Se acercan las Fiestas Patrias peruanas, a finales de julio. El pueblo se va llenando de ruido,  familias y niños. Y los  precios se disparan. Menos mal nos vamos a tiempo!

El lunes cruzaremos a Guayaquil-Ecuador. Nos quedó pendiente hace 5 años recorrer la costa y para allá vamos. Esperando que la tierra no tiemble demasiado (2016 está siendo año de terremotos en la zona costera!).

Ha sido nuestra tercera visita a Perú. El país siempre nos ha tratado bien, diverso, con mucha historia y energía.
Hace 11 años visitamos el sur, lo más turístico. Menos mal nos libramos ahora, en plenas vacaciones europeas y peruanas, no nos imaginamos como estará de lleno Cusco y Machu-Picchu!
Y 5 años atrás, pasamos por el norte y pusimos rumbo a Iquitos en la Amazonía.
Así es que esta vez, en el mes largo que hemos estado en Perú, hemos visitado lugares que nos quedaban pendientes por la Sierra Central, nos hemos quedado en casa de gente local, gracias a Couchsurfing y a amigos, y nos hemos dedicado a descansar (por fin, en el trópico, sol y calor, tan lejos del invierno del altiplano y de Ushuaia!).

Del Titicaca boliviano pusimos rumbo hacia la costa. 
Pensamos que íbamos a bajar en picado de los 4.000 m, pero la carretera comenzó a subir. Altiplano con lagunas, volcanes, colores, flamencos (sin alcanzar la belleza de Uyuni), rozando los 5.000 m. Apareció de golpe el desierto de Atacama, que no acaba nunca de lo gigante. 
Y en 100 km caímos 3.000 m hasta Moquegua, una tranquila capital colonial.

Uno no acaba de acostumbrarse al largo desierto costero del Perú. Casi 2.500 km de largo, con paisajes surrealistas, civilizaciones misteriosas, y verdaderos oasis donde baja el agua de la cordillera andina. Perú es un verdadero laboratorio agrícola!

Pasamos de largo los volcanes de Arequipa para llegar al borde del océano y su garúa (niebla), en Camaná, la tierra de nuestra amiga Rosita (sí, la que vive en Florida y estuvo por Malasia y Nueva Zelanda con nosotras). Conocimos su casa y nos quedamos una noche con una pariente.

En Camaná nos encontramos con Justo, un español que viajaba en un coche matrícula de Paraguay. Iba para el norte y ofreció llevarnos los 400 km hasta Nasca.

No olvidaremos los 4 días en Nasca, en casa de Edgardo, una lindísima persona con un gran corazón,  que abre la puerto de su casa a los “couchsurfers” (coincidimos 2 brasileiros, una familia francesa en autocaravana, 3 argentinos y nosotras!!). Una energía muy especial! Nos contentamos para ver algunas líneas desde un mirador sobre la Panamericana (sí, la ruta rompió varias líneas!). Volar es caro: 70 $ por 30 minutos y mejor tener buena vista e imaginación (no es nuestro caso!). Y Edgardo nos invitó al planetario donde trabaja: vimos estrellas y planetas y escuchamos su charla sobre las líneas. Siguen siendo un misterio (uno más en Perú!).











De Ica y Pisco, con km de enormes cultivos (espárragos y pimientos para exportar, uvas, un vergel en el desierto), volvimos de nuevo a subir al altiplano, rumbo a la Sierra Central. Otra vez a más de 4.000 m , con tormenta de nieve.

Ayacucho nos recibió con su clima y gentes amables. Una ciudad colonial, alejada del turismo de masa, que ha conservado su esencia indígena como en toda la región, con muchas fiestas por toda esta parte central del Perú. Tierra de “terrucos”, la época de Sendero Luminoso, hasta los 90s, cuando Fujimori metió mano (y bala) en el tema.

Seguimos hacia Huancavelica (fundada por las minas de mercurio vecinas). Por una “carretera de la muerte”, estrechísima (no se cruzaban 2 vehículos) al borde del abismo, durante varias horas. La orografía de esta parte del Perú es bien compleja, curvas y más curvas, desfiladeros, no acabas de subir y bajar, campos de cultivo y poblados en todo lado, en laderas pendientes. Dura vida!
Interesante mercado en Huancavelica, mucha gente originaria, auténtico.


Huancayo es la ciudad más grande y moderna de la región, muy comercial (dicen el mercado dominical lleva más de 400 años celebrándose). La vida es increíblemente barata: variedad y frescura, frutas y verduras a 25 céntimos de € el kg!
Nos sentimos como en casa con Fiorella, una jóven médica que estudió en Rusia, y Gaelle, una francesa que vivía con ella. Buena vida chicas, gracias por todo!

Rumbo de nuevo a la costa, hacia Lima, la capital. Subimos hasta 4.850 m! Mucha nieve, fue cuando nos enteramos que la ruta había estado cerrada por mal tiempo durante 2 días. Tuvimos suerte!
Km de minas, todo tipo de minerales, en esta zona de La Oroya. Comiéndose montañas hasta los 5.000 m, en pleno altiplano. Contaminación, destrozo! Las entrañas abiertas de la Pachamama!

Tercera visita a Lima. 
Tiene barrios bonitos, unos pocos como Miraflores y Barranco al borde del mar, un centro con algunos edificios coloniales y muchos barrios feos, donde cada familia ha ido construyendo a su manera, “invadiendo” en muchos casos, subiendo pisos… Grande, demasiado inmensa, con autopistas de peaje y tráfico, gente y más gente. Muchas desigualdades, demasiadas. Vamos, que cada vez la vemos peor!

Así es que nos contentamos de ver a amigos. 
Nos quedamos con Karina, una peruana-holandesa que nos encontramos 2 años atrás en Sri Lanka. 
Y nos vimos de nuevo con Alberto, un limeño que conocimos por el norte hace 5 años y con el que viajamos varios días.
Gracias chicos, nos alegraron la estancia en Lima! Fue muy lindo verlos!


Nos subimos en un bus en Lima y atravesamos medio país en una noche. 1.000 km hasta Piura, en 17 horas por la Panamericana! Por una vez, viajamos en la compañía de lujo, Cruz del Sur, con cena y desayuno, en bus semi-cama, por 10 € comprados online; eso sí, en los asientos traseros junto al WC!

Por fin, clima casi tropical en pleno invierno en Piura y Máncora, ricos pescados y cebiches. En Perú, en general, se come muy bien. Gran variedad y consigues los “menús económicos” por unos 2 €!. Lomo saltado, ají de gallina, causa de pollo, escabeches, chupes, cebiches, chifas con comida china… Y Pisco Sour (que probamos gratis en Ayacucho! Casi nos emborrachan, los Peruanos beben mucho!). No podemos escribir de Perú sin recitar parte de su gran gastronomía. La disfrutamos hasta el último día!

Y acá estamos. Acabando el mes de julio, a un paso de Ecuador, con la mirada puesta en Colombia. Qué se preparen familia y amigos que les llegamos pronto!
 
Besos y abrazos desde Máncora.
Ainara&Sonia

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